El misterio de la Navidad
En una ciudad llamada Villasosa casi nadie celebraba
la Navidad, salvo dos o tres familias.
Veintidós años antes nació una niña especial llamada
Sandra, destinada a averiguar el misterio que acechaba con destruir la Navidad
en Villasosa.
Sandra no recordaba donde había nacido, pero un día
se le ocurrió visitar Villasosa, ya que había oído que allí poca gente
celebraba la Navidad.
Cuando llegó, todo el mundo se extrañó mucho de que
alguien llegase a la ciudad, porque recibían pocas visitas. Sandra parecía
famosa, con toda esa gente preguntándole que como se llamaba, que si se iba a
quedar mucho tiempo…
Se hospedó en un hotel cuyo nombre era La Salvadora
y fue a dar un paseo por el pueblo. Encontró a una señora mayor que deliraba
sobre la Navidad y le preguntó:
-Señora, ¿qué pasa en esta ciudad con la Navidad,
por qué casi nadie la celebra?-
-Pues porque se rumorea que esta ciudad es mágica y
está condenada a la tristeza por un maleficio, y el hechizo para romperlo se
encuentra escondido en el bosque.-Respondió la mujer.
-¿En el bosque?-
-Sí, el bosque es el lugar más peligroso de
Villasosa. Hay lobos, osos, perros salvajes…- Contestó la señora.
-Perdone, pero eso son tonterías, un maleficio,
¡usted está loca! ¡Me voy!- Gritó Sandra.
-Chica, no te metas con el maleficio, es muy
poderoso y podría hacerte daño-
Pero Sandra no escuchó el final. De camino al hotel
encontró a una chica llamada Laura y le contó que lo que le había dicho la
anciana era verdad.
-Sandra, tienes que creerme, debes ir al bosque con
un arco y flechas, no existe otra arma que no sea esa para matar a los feroces
animales que lo habitan.-Dijo Laura.
-Pero qué dices, un arco y flechas, ¿cómo Robin Hood?,
¿pero tú de qué vas?-
-Tengo razón y tú lo sabes, pero no lo quieres
admitir-
-Está bien, si tú me acompañas iré al bosque dentro
de dos días, para que veas que allí no hay nada oculto.- Propuso Sandra.
-Vale, porque quedan cuatro días para Navidad y así
este año todos la celebraran, pero yo también necesito un arco.-
Al día siguiente, las dos quedaron para comprar los
arcos y aprender a tirar con ellos.
Sandra se pasó por casa de Laura y la recogió.
-Vamos a la armería Bosque Feroz a comprar los
arcos, me conocen y me harán descuento, y más si voy contigo, ya que tú eres la
chica que nos salvará.- Dijo Laura.
-Venga, vamos anda sube al coche, pero no creo que
nos los rebajen, los arcos son bastante caros.-
Laura le decía a Sandra por donde se iba y así
llegaron muy pronto.
-1-
Había arcos preciosos, pero al final eligieron uno
de madera y un carcaj de cuero con doce flechas. El hombre de la tienda, al
final se los regaló y se ofreció para darles algunas lecciones, que ellas
aceptaron muy agradecidas. Ese hombre, cuyo nombre era Guillermo, fue en el
coche con ellas hasta el bosque y poco a poco fueron aprendiendo.
-Mirad, os voy a poner este animal de plástico que
se mueve y tenéis que intentar darle, ¿entendido?
-Vale, ¡lista!-Gritó Sandra.
Tiró y la flecha le pasó rozando al animal de
plástico.
-Muy bien Sandra, casi le das. Ahora te toca a ti Laura.-
-Me da miedo, y si le doy a algún animalito
indefenso y lo hiero, no, peor aún, ¡y si lo mato!- Dijo Laura, una gran
defensora de los animales.
-Es de plástico Laura, no de verdad.-
-Ya, ¿pero y si alguno pasa por detrás del de
plástico y le doy, Sandra?-
-Venga, parar de discutir y tú, Laura, tira ya, que
si tenéis que aprender a tirar con arco para mañana vais listas.-
Siguieron tirando un buen rato, hasta que, al final,
se les daba más o menos bien.
-No está mal, pero si vais a luchar contra la sirena,
os aconsejo unas buenas orejeras, y ni se os ocurra meteros en el agua. ¡Y una
cosa más!, tenéis que dispararle justo en el corazón, así que afinar la
puntería todo lo que podáis.-Dijo Guillermo.
-¿Sirena?, ya empezáis con lo del maleficio, ¿no?
Dejaros de tonterías, yo solo lo hago para demostraros que eso son mentiras.-
-Sandra, ya verás cómo mañana descubrirás que no son
mentiras, eso si encontramos el hechizo y llegamos vivas a él…-
-Sí, llegaremos vivas, pero a ninguna parte, solo a
marearnos en el bosque.-
-Bueno, vamos a parar de pelearnos.-
Cuando a las dos se les daba bastante bien, a Sandra
se le ocurrió una idea.
-¿Te quieres venir a mi casa a ver una película?,
además, así mañana nos vamos directamente al bosque.-Propuso Sandra.
-Vale, me parece genial, ¿me llevas a mi casa a por
las cosas y luego vamos a la tuya?
-Sí, venga, vámonos ya. Guillermo muchas gracias por
tu ayuda.-
-Te lo agradecemos mucho-Dijo Laura.
-De nada, y que tengáis mucha suerte.-
-¡Adiós!-Gritaron las dos al unísono mientras
caminaban hacia el coche.
Cuando Laura hubo recogido sus cosas fueron a casa
de Sandra, donde cenaron y mientras Laura hacía las palomitas, Sandra preparaba
la película, que era Sherlock Holmes 2.
-Me encanta Sherlock Holmes, ¿has leído los libros?-Dijo
Sandra mientras Laura iba a por las palomitas.
-La verdad es que no, pero si dices que están bien
luego me los leeré.-
-2-
-Venga que la pongo ya, siéntate en el sofá que
quieras.-
-Vale. ¡Me pido ese!-Gritó Laura mientras corría
hacia un sillón de pelo azul suave.
La película duró hasta las doce de la noche, y después de esta pensaron hacer una fiesta de
pijamas así que decidieron que era mejor levantarse un poco después de las
nueve, a la hora que tenían previsto despertarse, y la pospusieron a las once.
Cuando sonó el despertador se vistieron con la ropa
apropiada para ir al bosque, cogieron sus respectivos arcos y flechas y las
orejeras .Cuando llegaron al bosque, comenzaron a practicar con una diana que
ellas mismas habían dibujado esa noche en la pequeña fiesta.
-Ve corriendo y ponte la diana en la espalda,
mientras, yo intentaré darte.-Dijo Sandra.
-¡Si hombre, para que me dispares!-
-Bueno, para que veas que confío en ti, yo me pondré
la diana en la espalda.-
Laura aceptó y al final ella también se la puso.
-¿Preparada?-Preguntó
Sandra.
-Preparada.-
Juntas
anduvieron hasta que apareció delante de ellas… ¡un dragón!
-¡Un
dragón!-Gritó Sandra.
-¿Me crees
ahora?-
-¡Si, claro
que sí!-
Empezaron a
lanzarle flechas, hasta que una se le clavó en el ojo y se desplomó en el
suelo.
-Creo que
ahora viene la sirena.-Dijo Laura.
-Entonces toma
las orejeras.-Indicó Sandra mientras lanzaba las orejeras a Laura.
La sirena era
muy bella y les dijo que para conseguir el hechizo tendrían que matarla a ella
primero y les enseñó su pirámide de cadáveres.
En el momento
en el que empezó a cantar ellas rápidamente se pusieron sus orejeras y se
abalanzaron sobre el ser mitológico, haciéndole algunas heridas con la navaja
de Laura y la propia sirena con sus uñas en la cara de esta. Cuando la criatura
estaba un poco desorientada le lanzaron una flecha en el corazón y cayó muerta
al instante.
-Ahora hay que
encontrar el hechizo.- Pensó Sandra en voz alta
-A lo mejor la
sirena lo tenía guardado en alguna parte.-
Y las dos se
pusieron a buscar entre la cosas de la sirena, mas no encontraron nada.
-La sirena
apilaba los cadáveres de forma muy rara, ¿no crees?-Preguntó Laura.
-¡Eso es! La
clave está en los cadáveres. Bien hecho Sherlock.-
Buscaron entre
los cadáveres y encontraron el hechizo, que desprendió una onda de felicidad y
la gente celebró la Navidad.
Ese día en
Navidad todo el pueblo de Villasosa la
celebró. Sandra y Laura la celebraron juntas y Laura le dijo a Sandra:
-No me he
leído los libros de Sherlock, pero he participado en una de sus historias.-
-3-